¿El amor lo cura todo? Una pregunta que acompaña a la nueva comedia romántica mexicana Enfermo Amor (2022), y que se vuelve crucial conforme avanzan las historias de las nueve parejas que batallan por mantener sus relaciones a flote aún cuando su dinámica de pareja se encuentra en piloto automático.
Una cinta dirigida por Marco Polo Constandse y Rodrigo Nava, que cuenta con un elenco de superestrellas del cine y la televisión mexicana, entre las que se aparecen Andrés Palacios, Camila Sodi, Mónica Huarte, Fernanda Castillo, Adriana Louvier, Maya Zapata y Juan Pablo Medina.
Fue durante el cierre del Festival Anual de Cine «Hola México 2022» que se proyectó por primera vez el filme y en el que el actor chileno, Andrés Palacios, me contó acerca de los pormenores de «Quique», el personaje que interpreta en esta gran apuesta del cine mexicano.
Andrés es un actor consolidado en la industria de la televisión, el cine y el teatro, y justamente con su ayuda fue posible llevar la obra de teatro a la pantalla grande: «Me parece que la historia o la anécdota y el proceso como tal fue además de muy bonito, muy interesante y muy revelador, porque creo que todos los que participamos en la obra de teatro que se llamó «Enfermos de Amor» estábamos felices de hacerlo en grande», me contaba.
«En una ocasión invité a Marco Polo a que me fuera a ver a la obra y pues nada, después de la función fuimos a cenar y justo Marco Polo me dijo «Oye, qué buena estuvo la obra, esto habría que hacerlo película», le dije «¿Qué crees? Él es Rodrigo Nava, el director de la obra, y es quien tiene los derechos, así que platiquen, yo voy a cambiarme de lugar y voy a pedir otro sushi. Platiquen para que vean qué sucede», y bueno, de ahí se arregló y se pusieron de acuerdo y afortunadamente se hizo una dupla y una alianza increíble», dijo Andrés mientras recordaba aquellas anécdotas que lo llevaron a interpretar a Enrique junto a Mónica Huarte.
Hablamos sobre su papel en la película y la trama que representó junto a Huarte. Una historia que él describe como una relación que se mantiene en piloto automático a pesar de los años, el amor y los hijos:
«Considero nuestra historia como la historia puente por decirlo de alguna manera. La que de pronto te lleva de la risa a la reflexión ácida, de entre que te ríes, pero lloras. Y te habla de una pareja «feliz» que al estar en el día a día y entrar en un piloto automático de aparente felicidad, se les va de las manos algo que en verdad era importante: los hijos.
Al cuestionarlo acerca de su preparación para el papel, Andrés comentó que este ya era un personaje que tenía estudiado y que afortunadamente recibió el guion cuando se encontraba de viaje por Europa, lo cual lo llevó a prepararse de forma única y a entregarle al papel lo mejor de sí mismo:
«Sin que suene a presunción, pero me tocó la fortuna de tener que estudiarlo en Europa del Este en un camión rumbo a Transilvania. Mientras todos estaban reunidos en Ciudad de México, ensayando el trazo, el análisis de textos y haciendo un montón de cosas, yo iba en este camión con el texto en mano, con audífonos, estudiando, tratando de memorizar para poder llegar a México después de ese viaje y llegar al 100%. No pude estar presente pero me sé la obra de memoria, no me dejarán mentir ninguno de mis compañeros. Y pues bueno, toda esa preparación la fuimos detallando en el trabajo de mesa, en la puesta en escena, con cada función, con cada combinación, porque fuimos dos elencos, entonces íbamos alternando», respondió.
Por último y como la trama de la película lo dictaba, pregunté acerca de su visión del amor, de las relaciones y el matrimonio, a lo que Andrés respondió sin tapujos cómo se sentía, qué pensaba y cómo él creía que debían ser las relaciones amorosas:
«Considero que al día de hoy tenemos tanto acceso a información en cuanto a la vida en pareja, a las cosas que se valen, en cuanto a los límites, en cuanto a salirnos de esta cosa normalizada de cómo tenía que ser según los abuelitos, que si estaba mal visto tal o cual cosa, que si hago qué dirán, que si es que quedó embarazada entonces te tienes que casar; por poner un par de ejemplos claro y debe haber 800 millones de situaciones diversas».
«Creo que depende de cada quien. Claro que se vale poner los limites que a cada uno le parezcan apropiados sin necesidad de que eso te cueste la relación. Y sí, pues tampoco se trata de azotarse, al final hemos aprendido que las personas que hacen eso te hacen un favor, porque entonces no eran tan maduras, ni estaban tan comprometidas, ni estaban tan conscientes. Considero que mientras todo se ha movido por un acto consensuado de voluntad, con empatía, movido desde el amor para crecer, dos personas juntas hasta donde decidan, pues qué triunfo, y si no, pues también se vale decir ya no juego y agradecer», concluyó el actor.