El cantante R. Kelly fue sentenciado a 30 años de prisión este miércoles (29 de junio), nueve meses después de que fuera declarado culpable por los cargos de crimen organizado y tráfico sexual.
La jueza federal Ann Donnelly impuso la sentencia tras escuchar a varias sobrevivientes que contaron su testimonio sobre la explotación que Kelly ejercía sobre ellas y la repercusión que esto había tenido en sus vidas. Cabe señalar que el cantante utilizó por muchos años su fama para captar a sus víctimas, algunas de ellas niñas, para abusar sexualmente de ellas.
El rapero, cuyo verdadero nombre es Robert Sylvester Kelly, escuchó los testimonios de siete mujeres, que entre lágrimas, recordaron los hechos cara a cara con él, así como todos los abusos que cometió en su contra.
En primer lugar, la fiscalía había solicitado una condena de 25 años de prisión para Kelly, ya que se alega que el intérprete de ‘I Believe I Can Fly’, sigue siendo un peligro para la comunidad.
«Sus actos eran insolentes, manipuladores, controladores y coercitivos. No demostró ningún arrepentimiento ni respeto por la ley», declaró la fiscalía en un documento en el que aseguraba que una «sentencia larga de cárcel disuadirá a otros – ricos, famosos y con poder excesivo como el que otorga su estatus – de cometer este tipo de delitos».
Fueron 45 testigos, entre ellos las 11 víctimas, quienes dieron fe a la acusación y demostraron el patrón de conducta criminal que el artista tejió protegido por su fama, para aprovecharse de mujeres y jóvenes adolescentes para su propia satisfacción sexual.
Para condenar a Kelly por crimen organizado, los miembros del jurado tuvieron que declararlo culpable de al menos dos de los 14 delitos entre ellos violación, drogadicción, encarcelamiento y pornografía infantil.