Entrevista con Vivir Quintana: justicia poética

Entrevista con Vivir Quintana: justicia poética

Hay voces que no solo se escuchan… se sienten. Voces que nacen del dolor, de la rabia y del amor por la justicia. Voces que no se callan… y que tampoco están solas.

Hoy tuve el privilegio de conversar con Vivir Quintana, cantautora, activista y una de las figuras más poderosas de la música mexicana actual, cuya música no es solo melodía… es memoria, es resistencia, es abrazo y también es grito.

Vivir lanzó su álbum ‘Cosas Que Sorprenden a la Audiencia’ (2025), un material que no es cualquier cosa, son corridos azules, narrados en primera persona, que cuentan las historias de mujeres que están tras las rejas por algo que nunca debió ser delito: sobrevivir.

Más de diez años le tomó dar forma a este proyecto. Años de visitar cárceles, de escuchar, de abrazar historias que desgarran, pero que también nos recuerdan que la música puede ser un acto de justicia poética.

Hoy, Vivir habla de su música, pero también de la libertad, la memoria y esas heridas que solo se curan cuando se nombran.

¿Cómo surgió ese nombre tan provocador para tu nuevo álbum?

Nace porque este es un disco que yo estuve trabajando durante diez años. Es un disco en el que cada una de las canciones  es una historia real de una morra que se defendió a su agresor.

Le puse así porque el primer corrido que hice como en el 2014, fue porque vi una noticia en Facebook, y decía algo así como ‘ojalá le pase a ella lo mismo adentro de la cárcel. Entonces me sorprendo porque era una mujer que estaba contando por qué había matado a su pareja, entonces empieza a contar y dice ‘es que este es un señor que abusaba muchísimo de mí y de mi hija’. de su propia hija. Llega un momento en que le preguntan que si se arrepiente de haberlo hecho y ella dice que no. Y dice, ‘no, yo no me arrepiento, yo me siento en paz y si me van a meter a la cárcel, pues que me metan. Yo ya estoy en paz’.

Los comentarios de esa noticia eran de que, ‘no puedo creer que no se arrepienta de lo que hizo’, ‘ojalá en la cárcel le hagan a ella lo mismo’. Había uno que decía, ‘es que es tu papá y aunque te viole no le puedes hacer nada’. Me sorprendió mucho leer eso y escribí el corrido con la idea de que nos sorprende mucho que una mujer se defienda, pero no nos sorprenden los feminicidios que hay todos los días; nos sorprende que una mujer haga justicia, pero no nos sorprende que un papá abuse de su hija.

Al final el corrido dice: «Ni sufro de conciencia, ni muero de tristeza, son cosas que sorprenden a la audiencia».

¿Cómo se hace un disco de este tipo y durante 10 años?

 Fue investigar los casos, tratar de entrar a las cárceles para que ellas supieran que yo estaba haciendo esto. Entender a cada una e incluso hacer un vínculo con ellas. 

Por ejemplo, la última canción que hice se llama ‘Era Él O Era Yo’, me acuerdo que hace año y medio contacté por primera vez a la chica que es la protagonista de este corrido y hace, no te miento, hace tres semanas, fui a su casa a celebrar el cumpleaños de su hijo.

No es como decir sólo dame tu historia y yo la hago música y ya nunca sé más de ti, sino que tengo la convicción de querer acompañar a las compañeras y ponerle a sus historias voz y cara.

¿Cómo era el proceso para entrar a las cárceles a hablar con las mujeres?

Al principio, hace diez años yo pedía entrar a las cárceles y tocaba y me acercaba y era súper difícil. Me decían que para quién trabajaba, para qué quería plasmar esas historias. Una vez una persona me dijo que quién me daba dinero para que yo hiciera esto, y le explicaba que era yo, y era mi proyecto. Me tardaba muchísimo, había que meter oficios, cartas y a veces me decían que no.

La primera vez que entré a una cárcel fue hace 20 años.  Yo vivía en Saltillo y tocaba en bares, Me acuerdo que estaba tocando en un bar y se acercó una chica y me dijo ‘oye, ¿no te gustaría entrar al Cerezo Femenil a llevarles música? El proyecto empezó hace 10 años, pero estas visitas y estas ganas de compartir con las personas privadas de su libertad física, empezaron hace mucho.

¿Cuál fue la historia más dura que escuchaste en ese tiempo?

Creo que es la de ‘La Noche Buena Más Triste’ que es la de Yaquiri Rubio. Es una historia que pasó aquí en la Ciudad de México, un día normal iba saliendo del metro, dos tipos la suben a una moto, la secuestran, la suben a un hotel, abusan de ella y le dicen ‘te vas a morir’.

Ella dijo ‘no me voy a morir hoy’, así que se defiende con todo, pero estos tipos fueron y le dijeron a la policía que ella era novia de uno de sus hermanos y que lo había matado, y ella decía que no los conocía. La policía era de que ‘¿a quién le hacemos caso?’, entonces ‘rápidamente vamos y la metemos a la cárcel y así se acaba el problema’. Le querían dar 60 años de sentencia. Fue un caso muy triste y muy doloroso.

¿Cuál fue le reto más grande a nivel emocional para lograr escribir estas canciones con historias tan duras?

Pues fue el autocuidado. Creo que el activismo se tiene que hacer desde el autocuidado, porque cuando tú estás hablando de violencia todos los día, llega un momento en que tu espíritu se cansa.

Lo que me ha servido a mí es estar en terapia y entender que yo solamente soy una persona que amplifica mensajes. Yo no soy la salvadora de nadie. A veces hay chicas que me dicen ‘tus canciones me salvaron de una depresión horrible que tenía’.

Hay psicólogas que me dicen ‘yo les pongo tus canciones a mis pacientes’. Entonces una vez me dijo mi terapeuta ‘escucha tal canción tuya, ¡tú la hiciste! Escúchala para ti’.

¿Qué te genera saber que están separando familias en Estados Unidos y que la reforma migratoria está persiguiendo a mexicanos y latinos?

Me genera un montón de tristeza, de rabia. Creo que en momentos tan difíciles que se están viviendo deberíamos de tener todas y todos más empatía. En un mundo tan complejo, en un mundo tan diverso, tendríamos que abrazar esa diversidad y entender que son historias difíciles que necesitan ser contadas. Creo que es lamentable que por la decisión de unos muy poquitos no se vea el trabajo arduo y no se vea el amor que existe y el corazón roto colectivo que existe por estar separando familias.

Imagínate todo lo que esto va a provocar en 20 años en esos niños que están siendo separados. El otro día vi un video de que están esposando a una niña, imagínate esa niña cuando tenga 20 años, la mentalidad que va a haber. Todo el desamor colectivo que puede ocasionar esto y no se ve.

Tendríamos que tener más empatía hacia las cosas que están sucediendo.

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